viernes, 16 de abril de 2010

Cayó la roca de Gibraltar


¿A quién no le ha pasado que se siente atrapado, cansado de la rutina, queriendo hacer otra cosa pero sin saber exactamente qué?

Mucha gente le tiene miedo al cambio, pero ¡amigo! No hay nada qué hacer. A veces la inercia puede más que uno, pero hay fuerzas que simplemente no se pueden obviar.

Cuando se avecina y lo noto, me gusta. No es cuestión de que me aburra con la estabilidad -quizás un poco-, pero un poquito de sal y pimienta hace falta de vez en cuando. Cuando sabes que ha llegado la hora de condimentar y las circunstancias no te lo permiten, ¡es mentira que no te lo permiten! Siempre hay algo qué hacer. Además, alguien muy sabio me dijo una vez que el tiempo es la forma en que medimos el cambio... ¡y vaya que el tiempo no espera por nadie!

Pues me ha pasado otra vez. Otra vez he estado queriendo hacer otras cosas desde hace un buen tiempo, pero esta vez sé exactamente cuáles. Otra vez he estado pensando en libros qué leer, lugares a dónde ir, personas qué ver, música qué escuchar, acciones qué tomar... y místicamente, así como vino, el sentimiento de frustración se fue. Esta fue una de esas veces en que no previenes el portazo en la cara, y el garrotazo fue más fuerte de lo normal, ¡pero ahora estoy más que feliz!

Todo esto es para decirte, mi querido Toto, que en efecto ha caído la roca de Gibraltar, pero en su lugar se ha alzado la Estatua de la Libertad y la vista desde aquí no podría ser mejor.

1 comentario:

Toto dijo...

Entonces larga vida a Lady Liberty! Eso si es una vista insuperable.
Love ya.